Las jugadoras Francisca Rojas y Antonieta “Toña” Badilla decidieron dejar Chile para sumarse al Melina Rugby Club, de Cuiabá, Mato Grosso (Brasil), donde ya viven su primera experiencia internacional en el alto rendimiento.
Ambas fueron observadas durante el Sudamericano de Clubes Campeones en Córdoba, donde destacaron por su entrega y capacidad técnica. Tras el torneo, entrenadores chilenos y brasileños iniciaron conversaciones que culminaron con la invitación para incorporarlas al plantel profesional. Melina Rugty Club tomó contacto con Juan Henríquez, entrenador de la rama femenina de Universidad Católica, para tener la posibilidad de hacer recomendación de jugadoras chilenas para integrar en plantel 2026 de Melina, Henriquez ha sido el artífice de la «exportación» de jugadoras a la mejor liga sudamericana de rugby jugador por mujeres.
Con su llegada, se consolida la presencia nacional en el rugby brasileño, sumándose a Catalina Miranda, quien fue la primera chilena en vestir la camiseta del Melina Rugby.
Hoy, Rojas y Badilla forman parte de lo que ya se conoce como la armada chilena o el bastión nacional en Brasil, símbolo del crecimiento y proyección del rugby femenino chileno en Sudamérica.
De Chile al corazón del Mato Grosso:
Francisca Rojas (18), formada en Universidad Católica e hija de la reconocida rugbista Karol Haro, y Antonieta Badilla (23), exjugadora de Old Red Arica, se suman temporalmente con el objetivo de disputar la temporada de cierre de año y prepararse para la siguiente, que comenzará en enero.
“Fue todo muy rápido”, recuerda Antonieta. “Al principio dudé, porque tenía torneos pendientes en Chile y debía dejar mi club, mi familia y la universidad. Pero entendí que era una oportunidad que no se presenta dos veces”.
Francisca, por su parte, decidió congelar su primer año universitario para asumir el desafío. Se suma temporalmente hasta diciembre, mientras el club cubre sus gastos básicos y un estipendio mensual para manutención con el objetivo de prolongar la estadía.
Entrenamientos intensos y adaptación al profesionalismo:
En Cuiabá, una de las ciudades más calurosas de Brasil, las jugadoras entrenan bajo exigentes condiciones climáticas, con temperaturas que superan los 35°C y un ritmo de trabajo propio del alto rendimiento.
“El nivel es muy físico, rápido y estructurado. Cada detalle importa”, comenta Francisca. “Entrenamos casi todo el día. Las brasileñas son muy acogedoras y, de a poco, el idioma se va entendiendo. Ha sido una experiencia increíble”, agrega Antonieta.
Ambas compiten actualmente en el circuito de rugby seven brasileño, como parte de su proceso de adaptación previo al torneo de XV, y son parte del trabajo técnico del staff profesional de Melina Rugby, que integra herramientas de análisis de rendimiento con GPS y seguimiento individual.
Orgullo nacional en tierras brasileñas:
Aunque provienen de distintos clubes y regiones, las dos jugadoras comparten el mismo objetivo: dejar en alto el nombre de Chile.
“Somos las primeras chilenas en competir juntas en Melina Rugby. Tenemos la responsabilidad de representar a nuestro país y mostrar que el rugby chileno femenino está creciendo”, enfatiza Badilla.
Ambas destacan que el rugby no solo les ha dado una carrera deportiva, sino también valores que trascienden la cancha: respeto, disciplina, trabajo en equipo y resiliencia.
“Representar a Chile en otro país me llena de orgullo. Quiero dejar una buena imagen dentro y fuera de la cancha”, afirma Francisca.
Inspirar a las nuevas generaciones
Francisca y Antonieta coinciden en que su experiencia busca abrir puertas a más jugadoras nacionales. “Hay muchas chicas que piensan que no llegarán lejos, pero con constancia y disciplina todo es posible”, señala Francisca. “El rugby se vive todos los días. La motivación pasa, pero la disciplina y la resiliencia te mantienen en el camino”, complementa Antonieta.
Ambas esperan que su paso por Brasil motive a nuevas generaciones a soñar con una carrera internacional y profesionalizar su desarrollo en el rugby.
Futuro y proyección del rugby femenino chileno:
Francisca sueña con debutar algún día en la selección nacional femenina “Manque”, mientras que Antonieta —ya parte del proceso de selección— aspira a combinar su carrera como jugadora con la formación como entrenadora en el futuro.
Con su llegada a Brasil, ambas consolidan la presencia chilena en uno de los polos emergentes del rugby femenino sudamericano, reforzando el mensaje de que el talento chileno puede competir al más alto nivel.







